Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica.
Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor
mi alma aguarda al Señor más que el centinela la aurora.
«Reza Nation» © Usado bajo licencia no comercial Creative Commons
Desde lo hondo me gritas. Desde tus heridas, anhelos, sueños, preocupaciones, ilusiones. Desde tus desvelos y tus esperanzas. Desde el amor que sientes, y el que no terminas de alcanzar. Yo escucho tu voz. Nunca dejo de atender a la voz de tu súplica. Sabes que no llevo cuenta de los delitos, no estoy constantemente midiendo cumplimientos o exigiendo perfección. ¿quién podría vivir así? De mí procede el perdón. Espero que así comprendas quién soy y me ames.
Tú me esperas, esperas confiando en mi palabra. Me aguardas más de lo que el centinela, tras una noche de vigilia, espera que amanezca para reposar.
(Rezandovoy)